¡Yuhuuuuuuuuuu!
Y si algo tiene Viena, además de frío, música y tarta Sacher, es verdadera pasión por la Navidad. Así pues,
bien abrigados y con ganas, nos fuimos hacia el centro. El primer mercado que visitamos fue el de la catedral de San Esteban (o Stephansdom), en pleno centro, y que se celebra este año por primera vez. Lo que nos encontramos fue un ambiente bastante tranquilo y tradicional y un mercado que cuenta con 26 puestos que ofrecen valiosos productos de Austria: velas, chocolate, adornos artesanales, las típicas bolas con nieve dentro (que se inventaron aquí, por cierto), bolas de Navidad... Y sobre todo muchos puestecillos donde degustar el típico Glühwein (vino caliente con especias) y Punsch (también caliente y alcohólico, que esta gente no para de beber...).
Una vez vimos y nos recorrimos este primer mercado, y como aún era pronto, decidimos acercarnos al mercado del Rathaus (o Ayuntamiento), el más típico y turístico, pero de los más famosos y antiguos (tiene más de siete siglos de antigüedad). Aquí se le conoce como Christkindlmarkt y cuenta con más de 140 puestecillos entre comidas de todo tipo, bebidas, adornos, bebidas, artesanías, bebidas, regalos, bebidas...
Que guay!!!! Y a seguir coleccionando tazas...jijiji
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