30.10.16

Feliz cumpleaños, majestad

Parece mentira que después de tres años viviendo en Viena, aún haya palacios por visitar. Pero sí, y de hecho, nos faltaba uno de los más céntricos.


El pasado 18 de octubre, con motivo del 350 cumpleaños del príncipe Eugenio de Saboya, se abrieron al público las puertas del Palacio de Invierno (Winterpalais). Y como en esta ciudad saben hacer las cosas bien, no sólo la entrada era gratuita, sino que también nos esperaba alguna que otra sorpresa en el interior...

Como introducción (y a modo de detalle histórico, que hacía tiempo que no os aburría un poco...) diré que este príncipe, Eugenio de Saboya, fue uno de los más brillantes generales que sirvió a Austria durante las guerras donde fueron expulsados los turcos otomanos de los territorios austríacos, húngaros y serbios, a finales del siglo XVII. Vivía en Viena y tenía dos residencias (digamos que lo típico en la época): el palacio de invierno y el de verano, al que seguramente conoceréis como Belvedere (os hablé de él en este post). Pero hoy hablaremos del Winterpalais, el de invierno.







Durante el fin de semana de los festejos, es decir, el sábado 22 y el domingo 23 de octubre, se podía visitar este palacio de forma totalmente kostenlos, usease, sin coste alguno. Pero es que, además de poder pasearte por allí y admirar las obras de arte de los diferentes salones (Rembrandts o Tizianos, entre otros), había guías gratuitas que te explicaban cada una de las estancias. PERO ADEMÁS, lo más curioso (y divertido) es que iban vestidos de época (de la barroca, por si alguno se lo pregunta. De nada.)


Irene quiso llevarse una pluma de recuerdo, pero no fue lo suficientemente rápida...








Si sois seguidores del blog, sabréis que uno de los puntos fuertes que tiene esta ciudad es que, prácticamente siempre, los niños son tenidos muy en cuenta. Y ésta no iba a ser una excepción. Cuando llegamos, nos encontramos con un programa variado de actividades pensadas para que los más pequeños no se aburrieran y pudieran participar y conocer un poquito más de la vida en un palacio barroco. Así pues, se podían bailar minuettos, participar en talleres de pintura y fotografía, los más pequeños tenían "pintacaras", se podían disfrazar con vestidos de la época, había una esquina donde poder hacer construcciones y dibujos... Entretenimiento para toda la familia ;)











Mini-Mozart






Los duques Iñigo Tirapu del Reyno de Navarra y Bárbara Nater de los Países Catalanes.

Como resumen de la experiencia, me quedo con una de las frases del director de la exposición. "Durante dos días, los visitantes pueden conocer de forma creativa y didáctica la época barroca, en línea con el espíritu de apertura que tenía el príncipe Eugenio." Y es que no sólo ayudó al país como brillante comandante, sino que gracias a la construcción de sus palacios y residencias, ayudó a preservar el arte y la cultura.












¿Os he dicho alguna vez que me encanta esta ciudad? ;-)

2 comentarios:

  1. Wow hermoso! Tenia ganas de ir...me lo perdí jeje cuantas cosas había para los niños!!! Espero que hagamos pronto una salida juntos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Sí! El año que viene podemos it todos ;) Lo malo (y bueno) de estos planes es que los decidimos siempre a última hora. Así siempre acabamos haciendo algo, pero no nos da tiempo a avisar a nadie... Pero lo agendamos ya para el 2017 jejeje

      Eliminar

Y tú, ¿qué opinas?