Que Viena es la ciudad de la música es algo sabido por todos. ¿Pero qué es lo que hace que siga siéndolo? Pues pequeños detalles como éste...
Imaginad un fin de semana cualquiera de octubre. Entre los muchos planes que ofrece esta maravillosa ciudad, casi siempre hay uno relacionado con la música. Y no sólo con asistir a conciertos o escuchar música, sino con temas también relacionados con ella. En este caso, en cómo fabricarla.
Hace un mes y medio (cuando todavía hacía sol), en un lugar tan icónico como el Konzerthaus de Viena y durante todo un fin de semana, los amantes de la música (o sea, toda la población austríaca) pudieron disfrutar en primera persona de la creación de instrumentos de cuerda: violines, violas, violoncellos...
Todo un fin de semana dedicado a ello, con talleres, exposiciones, recorridos guiados gratuitos por el Konzerthaus, jam-sessions... Un ciudadano de a pie puede pensar: "¿pero a alguien le puede interesar eso?" Pues querido ciudadano, no sólo estaba lleno, sino que familias enteras inculcaban el amor por los instrumentos desde bien chiquitos. ¿Os imagináis algo así en otra ciudad que no sea Viena?
De momento, teniendo un violinista en casa que ha tocado ya en lugares tan importantes como el Musikverein o el MUTH, parece que la música está calando en las pekes. Veremos si sacan el oído del padre o (Dios no lo quiera) de la madre...
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