Ya no sólo hablo de nosotros en casa, que también, sino en este caso concreto que nos ocupa hablo de la Asociación Española en Austria y del Instituto Cervantes. Gracias a ellos, el sábado pasado las pekes pudieron darle la carta a sus majestades los Reyes Magos.
Y la verdad es que hay poco más que explicar. Muchos nervios, muchas ganas y un objetivo claro: darle la carta a Melchor, que tiene el pelo blanco como el abuelo y el abu. Aunque antes tuvimos que ganárnoslo: escuchar el discurso del director del Cervantes, cantar algún que otro villancico, y hacer cola y esperar nuestro turno. Por cierto, a ver si os suena la niña que habla por el micro diciendo lo que le pide a los Reyes Magos...
Muy orgullosa de su carta escrita por ella. |
También Valentina vino a entregarles la carta. |
Por fin, los Reyes Magos hicieron acto presencia, en medio del griterío y la emoción de los más pequeños. Ordenadamente (más o menos), y separados por colores (primero los amarillos, luego los que llevaban el post it rosa, por últimos los verdes. Nosotros, obviamente, llevábamos el verde...) fueron entregando sus cartas, explicando sus deseos y recibiendo una bolsita llena de dulces y chocolates.
¿Lo que más triunfa de este mercado? Rebozarse por la paja, sin duda. |
Y ya sólo falta esperar que las cartas lleguen a buen puerto, portarse bien y gritar muy alto eso de "¡carbón nooooo!" en la cabalgata. ¡Qué nervios!
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