7.10.13

A sólo 60 km, Bratislava

Aprovechando todavía el buen tiempo que hacía en agosto por estos lares, decidimos ir a pasar un fin de semana a alguna ciudad cercana. Sí, sí, he dicho agosto... Pero como sabéis, no hemos tenido internet hasta hace poquito.

Lo dicho, leyendo guías y buscando información por Internet, vimos que Bratislava se encontraba bastante cerquita: a una hora en tren, y vimos que era una ciudad bastante asequible económicamente (no como Salzburg, bastante más turística y por tanto, bastante más cara).




A medio camino entre el Este y el Oeste, el Norte y el Sur de Europa, Bratislava se encuentra en una encrucijada de caminos. Es la capital y mayor ciudad de Eslovaquia y está situada a orillas del Danubio, cerca de las fronteras con Austria y Hungría. Y un dato tan curioso como inútil es que tiene la mayor densidad de población de Europa central.




Leí por alguna web que en los últimos años está en proceso de transformación, tanto a nivel de recuperación de edificios emblemáticos, como en la mejora de las infraestructuras heredadas del antiguo régimen comunista. Y espero que la mejoren mucho porque tengo que admitir que me decepcionó bastante.




Como casi en cualquier ciudad del mundo, la zona más interesante desde el punto de vista monumental y artístico es la parte vieja. Para no decir que es una ciudad pequeña, digamos que el centro histórico es chiquito y manejable; adoquinado, con callejas estrechas y plazas repletas de cafés. La verdad es que me sorprendió la vidilla que tenía la ciudad comparado con lo feuchilla que la encontré.





El Palacio de Grassalkovich es de lo más destacable de la ciudad. Desde su construcción en el año 1765 ha servido durante algunos decenios como lugar de encuentro de la aristocracia húngara. En la parte que está situada detrás del edificio hay un amplio jardín de estilo francés. 





La Catedral de San Martín ha sido escenario de las ceremonias de coronación de los soberanos húngaros y es sin duda el edificio religioso más importante de Bratislava, a pesar de que en sus inicios sólo era una simple parroquia. ¡Pero lo que hacen las remodelaciones!



Mi sincera opinión es que no merece mucho la pena visitar ex profeso esta ciudad. Eso sí, parece ser que es una de las puertas de entrada a Europa Central (Viena, Budapest, Praga...) más baratas gracias a Ryanair. Así que, si alguna vez aterrizáis en esta ciudad, con un día de visita tenéis más que suficiente. 










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