17.10.13

Una noche en la Ópera

Y no, no me refiero al clásico de los hermanos Marx, al menos en este post, si no que la semana pasada, aprovechando que estaba la familia de Íñigo por aquí y podía hacernos de canguro, nos fuimos a la Ópera de Viena. Para esa semana, sólo encontramos entradas para ver un Ballet, pero bueno, en realidad era una excusa para hacer un poco de vida de pareja.


El teatro original de la Ópera Estatal fue un edificio neorrenacentista muy criticado por los vieneses de la época (se construyó entre 1861 y 1869). Como dato histórico curioso...


...diré que los arquitectos vieneses que llevaron a cabo el proyecto, Eduard van der Nüll y August Sicard von Sicardsburg, fallecieron antes de ver terminado el edificio (uno se suicidó y su compañero murió poco después de un ataque al corazón). ¿Casualidad? ¿Mano negra? ¿Justicia divina? Como entonces no había CSI, nunca lo sabremos. Y como no podía ser de otra manera, el teatro fue inaugurado el  con una ópera de Mozart, Don Giovanni.





Actualmente, la Staatsoper de Viena es uno de los teatros de ópera más importantes y de mayor prestigio y tradición del mundo. La programación puede alcanzar las 300 representaciones, entre ópera, ballet y ópera infantil, desde principios de septiembre hasta finales de junio. ¡Casi siempre hay algo que ver! Eso si encuentras entradas, que se agotan rápidamente por culpa de los que las revenden en los alrededores del edificio disfrazados de Mozarts, Papagenos o simplemente vestidos de época.

Otra de las curiosidades de la Ópera de Viena es la de las localidades de pie y que en cada función pueden ser más de 500. Obviamente, se venden a precios muy reducidos, porque ver una ópera de más de 2 horas de pie, ya me dirás tú...




En nuestro caso no estuvimos de pie, si no sentados, y tampoco fue una ópera, si no un ballet. LA obra en concreto fue Manon, y aunque no soy una experta en ballet, me decepcionó bastante. No por la obra en sí o los decorados y vestuario, todo muy bonito, sino por las coreografías y los bailarines. Creo que algo falla cuando estás toda la obra en tensión porque crees que en cualquier momento se va a caer uno o que cuando lanzan a una bailarina no la van a recoger bien, además de los terribles fallos de sincronización de los números grupales. Me parecieron muy malos, la verdad.




Pero a pesar de todo, mereció la pena conocer la Ópera de Viena por dentro. Espero que lo siguiente sea una ópera o una ópera infantil (que también las hay). Os mantendré informados ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tú, ¿qué opinas?