Para las peques, éste es su primer San Fermín; para nosotros significa un año más redondo: hace diez años que los Sanfermines (y alguna que otra Celestina) nos unieron.
Pero, ¿cómo es que sólo sale Irene vestida de blanco y rojo?, os preguntaréis. Pues la verdad es que hemos empezado las vacaciones con bastante mala pata. Primero cayó Íñigo, y ayer Ariadna. Y mientras el papi se va recuperando ya, la mayor se ha pasado toda la noche vomitando. Aquí la podéis ver descansando un rato, ajena al bullicio (y al calorazo) de fuera.
Así pues, de momento poca cosa y pocas fotos os puedo contar de esta fiesta mundialmente conocida. Pero prometo algún post más al respecto.
Mientras tanto... ¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!
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