29.7.15

Muuuuucho relaaaaaax...

Esto es lo que tiene el relax... Que te relajas... Y te olvidas de todo, incluso de actualizar el blog ;)

Lo digo porque hace un par de semanas estuvimos de vacaciones. Aprovechando que en Pamplona estaban los abuelos, las dos peques se quedaron con ellos y nosotros pudimos hacer una escapadita. Lo que en un inicio iban a ser 10 días de vacaciones en Croacia, acabaron siendo 5 días a tres horas de Pamplona... Pero al menos nos fuimos solos, sin pekes. ¿Solos? ¡SOLOS!


Y qué mejor idea que aprovechar ese tiempo para relajarnos de verdad... Así pues, ¡nos vamos de balneario! Si, ¿pero a cuál?

Buscábamos algo relativamente cerca de Pamplona (por aquello de si pasaba algo estar a tiro de coche) y, navegando por la red, nos topamos con el Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo. Suena bien, ¿eh? Además, la Selección Española de Fútbol (y otros equipos deportivos) se han alojado varias veces ahí, así que, como mínimo, tenía que estar bien.



¿Y dónde está Puente Viesgo? Pues es un municipio situado en Cantabria (norte de España), por el que discurre el río Pas, que alimenta al balneario. Cuenta con una historia centenaria, pues ya en el siglo XVIII las cualidades termales de su manantial eran conocidas y valoradas por muchos, que se beneficiaban de su poder terapéutico en las antiguas casas de baños.


El Templo del Agua, un circuito termolúdico dotado con todo tipo de actividades termales para la relajación y el descanso. O lo que es lo mismo, chorritos y burbujas por doquier...

En los primeros años del siglo XX comienza el auge de este Balneario, y la obtención de la Medalla de Oro en la Exposición Universal de Barcelona que hace que ilustres personalidades del mundo de la literatura y la sociedad de aquella época sean clientes habituales, como el Marqués de Comillas, Benito Pérez Galdós o Menéndez Pelayo.

Tras esta época dorada del Balneario se inician los años de decadencia y casi abandono, hasta que casi a finales del siglo XX, un prestigioso empresario hostelero de Cantabria se hace con la propiedad y realiza una remodelación integral de todo el establecimiento para modernizarlo y adecuarlo a los nuevos conceptos de establecimiento termal que ya se estaban imponiendo a nivel internacional.


Las vistas desde nuestro balcón de la habitación.

Otro de los atractivos turísticos de la zona de Puente Viesgo es el complejo de las cuevas del Monte Castillo con arte rupestre del Paleolítico: las Cuevas de El Castillo, La Pasiega, Las Chimeneas y Las Monedas, todas ellas Bienes de Interés Cultural legalmente protegidos. En el hotel nos reservaron visita para las dos que se podían visitar y nos dieron a escoger dos maneras de llegar: subir en coche hasta casi la puerta o hacer un bonito paseo de unos 20/25 minutos. Como éramos (de largo) de las parejas más jóvenes del balneario, nos crecimos y dijimos que "por supuesto, subiremos caminando".

¡En buena hora! Llegamos sacando el higadillo por la boca (al menos yo) y acordándonos de toda la familia de la relaciones públicas del hotel...



Yo con cara de "sí, sí, agradable paseíto... ¿Aún hay que subir hasta allí?"




Bueno, al final llegamos arriba (¡y a tiempo para la visita!). A modo de dato histórico (y tan histórico...) explicar que recientemente se ha descubierto que la Cueva del Castillo, patrimonio de la humanidad junto con la cueva de Altarmira, tiene las pinturas conocidas más antiguas, datadas hace más de 40.000 años, cuando se cree que el Homo Sapiens empezó a poblar el norte de la península, terminando con el dominio de los Neandertales. Aunque parece que algunos no han evolucionado nada desde entonces...

La Cueva del Castillo
Ésta es la más grande e importante de las cinco cuevas prehistóricas localizadas en la ladera del Monte Castillo y se puede ver mediante una visita guiada de unos 40 min de duración, donde se explican las distintas pinturas rupestres con las que nos cruzamos durante el recorrido. La verdad es que es una visita muy interesante, sobre todo para quien nunca haya visto una cueva de estas características.






Cosas que aprendí o me gustaron especialmente:

- Es muy curioso ver cómo los hombres prehistóricos aprovechaban el relieve de la propias paredes de la cueva para crear sus representaciones, pintando nada más que el trozo que le faltaba a la roca para hacer la figura del animal.

- Se han encontrado, además de signos y numerosos grabados y pinturas de ciervas, cabras, caballos, toros, mamuts..., un panel impresionante de 50 manos rojas en negativo realizadas con aerógrafo. ¡Sabían pintar en negativo!




Como recomendación os diría que llevaráis buen calzado y a poder ser antideslizante, ya que el pavimento está húmedo y resbala bastante, y que seáis conscientes de que la temperatura interior de la cueva es de 10ºC (constante durante todo el año), por lo que es recomendable llevar algo de ropa de abrigo.

La Cueva de Las Monedas
Pasó a llamarse la Cueva de las Monedas cuando se encontró un botín escondido o perdido de 20 monedas de la época de los Reyes Católicos en una sima de 23 metros, que alguien (bastante torpe por lo que parece) perdió aproximadamente en el siglo XVI.  A pesar de que también tiene alguna pintura rupestre, de esta cueva cabe destacar la belleza geológica de sus "salas", con bellísimas estalactitas y estalagmitas.









¡Muahahahahahahaha! Ahora el camino es de bajada...

Y entre spas y masajes, cuevas y pinturas, el tema gastronómico no se quedó atrás... El restaurante del hotel no estaba mal, pero descubrimos uno a escasos 50 m del hotel llamado El Marqués. ¡Menudos homenajes! Un par de veces fuimos, un par de veces que salimos casi llorando de lo bien que comimos. Paellita, lubina, gambas de Huelva, albariño, verdejo... Había que aprovechar la cercanía con el mar, que en Austria se come muy bien, pero no precisamente pescado.

Más frescas y nos saludan al llegar a la mesa...





Para terminar este post (que me estoy dando rabia incluso a mí misma...) un dato curioso. Y es que Puente Viesgo fue lugar de paso del ferrocarril Astillero-Ontaneda, del que permanecen aún la antigua estación y las vías transformadas en Vía Verde, y allí se halla la locomotora Reyerta. Es una antigua locomotora de vapor que prestó servicio hasta mediados de los años 70 y ha sido recientemente recuperada por el Ayuntamiento en recuerdo y homenaje a la línea de ferrocarril. Está incluida en el Inventario General del Patrimonio Cultural, como parte importante del patrimonio científico y técnico de Cantabria.






En lo que se refiere al patrimonio religioso, la iglesia está dedicada a San Miguel y es de 1950, si bien conserva una torre del siglo XVII. Nos contó el maître del restaurante del hotel que había una dedicada a Santa Bárbara, pero no la encontramos... (tampoco buscamos mucho, la verdad).






Y ya está. Todo llega y pasa. Y viendo que las peques lo llevaron tan bien, el año que viene, más y mejor.

Bueno, mejor no lo sé, pero diferente seguro.  ;)







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