Y qué mejor manera para festejarlo que una súperfiesta de cumple en un sitio pensado para niños (y no tan niños): la Schlumpf City.
¿Y qué es la Schlumpf City? Pues es una zona para los más peques situada dentro del Prater (del que ya os he hablado un poco en este post y en este otro). Pero es un sitio tan amplio, que siempre descubres algo nuevo. Aquí, diversión, tradición y encanto vienés están por todas partes. Es posible que no haya otro lugar que irradie tanta energía y alegría de vivir como el Prater de Viena.
Pero a lo que vamos, la fiesta de Ceci. Creo que lo mejor será ir por partes. A las 16.00h estábamos citados "pasados la Schweizerhaus, a la izquierda, donde los Pitufos" (que de hecho, Schlumpf es el nombre alemán de estos dibujos azules). Y allá que nos fuimos.
Ariadna bien situada cerca de la comida... |
Al llegar, nos encontramos un jardincito reservado para nosotros y varias mesas repletas de comida. Y, por supuesto, la homenajeada bien acompañada ya de amigos y familiares.
Ceci y su amiguita de la guarde, Tara. |
Los papis de la cumpleañera, Alex y Laura. |
La protagonista del evento. |
Una vez estuvimos todos, empezó la merienda. A pesar de que intentamos mantenerlos a todos sentados merendando, la cercanía de las atracciones hizo que fuera una tarea bastante árdua. ¡Si es que el trenecito estaba ahí, a un palmo!
Así que, por presión popular de los más pequeños, llegó el momento de las atracciones. Y es cuando te das cuenta de lo bien montado que lo tienen en la Schlumpf City. Son una serie de atracciones pensadas para los más peques, en las que las personas que las manejan, te van indicando qué atracción en cada momento (cosa que se agradece porque si no aquello sería un caos).
Pero, ¿qué es lo mejor de todo? Lo mejor es que adecúan la velocidad de cada atracción según las edades de los que las montan. En nuestro caso, la mayor era Ariadna, así que el resto eran más pequeñitos que ella. Y aún así, todos disfrutaron de lo lindo.
Como os decía, la primera atracción por "conquista general" fue el trenecito. Todos los peques se fueron acercando poco a poco, disimulando se fueron subiendo uno a uno a los vagones, y cuando nos quisimos dar cuenta, estaban todos sentados y listos con una sonrisa de oreja a oreja para que el tren arrancara. Así que, sólo se podía hacer una cosa... ¡Pasajeros al tren!
¡Madre mía! No había quien los bajara de allí. Pero había que descubrir aún más cosas nuevas... La siguiente atracción fueron las sillas voladoras. Primera toma de contacto, despacito. Todos con cara de póker. Pero cuando empezaron a girar un poquito más rápido, ¡se oían carcajadas! Irene no paraba de decir "¡Más! ¡Más!" y Ariadna lo intentaba también en alemán diciendo "Noch ein mal!". Y así estuvieron tres o cuatro vueltas...
¿Y qué no puede faltar en todo parque de atracciones? ¡Un tiovivo, por supuesto! Además, lo genial de estas atracciones es que se podían subir todos los pekes del cumpleaños juntos. Primero subes a un camión de bomberos con unos, luego compartes coche de F1 con otros, o te das una vuelta en moto con papi... Y no os creáis que sólo disfrutan los enanos, no. Las conversaciones de los mayores eran del estilo "ahora me toca a mí subir" o "yo el tiovivo y tú las tazas de té".
También hubo tazas de té para todos. Unos más osados que otros dando vueltas, pero todos divirtiéndonos de lo lindo.
Y si el primer tren ya molaba, cuando nos enseñaron el que llevaba los troncos de madera y que pasaba por dentro de un túnel, los peques se pusieron super contentos. Próxima parada, ¡segunda vuelta!
Como este tren tenía pocas plazas y era sobre todo para los más pequeños, Ariadna se atrevió a subir sola a los aviones y los coches. Son un par de recorridos que van sobre raíles, que la velocidad varía, tienen alguna subida y bajada... Una especie de mini-mini-montaña rusa y a la que nuestra mayor se subió sin ningún problema. Tanto respeto que le tiene a los toboganes pero luego, mira, aquí sin pensárselo.
Después de tanta adrenalina, emoción y energía gastada, la mejor manera de reponer fuerzas era comer algo. ¡¡Claro!! ¡¡El pastel de cumpleaños!! Que Ceci aún no había soplado las dos velas... Y como en todo buen cumpleaños de nuestra Chikipandi, el Cumpleaños feliz se canta en castellano y en alemán.
Atención a la decoración del pastel: made in Laura. Toda una artista del fondant. |
A ver esto que tiene tan buena pinta... |
...pues está bueno... (ni una miga dejó en el plato). |
Pero aún quedaban más emociones. Faltaba por abrir los regalos, conseguir un regalito tirando a las bolas, un paseo en barca y otro en coche... ¡Y había quién seguía queriendo dar otra vuelta en tren!
Si os fijáis bien, también veréis a Irene entre Ariadna e Iñigo... |
Buen intento, Irene, pero ya es hora de irse para casa... |
Fue una tarde muy intensa y divertida. No sé quien disfrutó más, la verdad, si los pekes o los papis. Pero de lo que sí estoy segura es de que repetiremos. Todo fue sobre ruedas, los pekes se portaron muy bien y se lo pasaron en grande, la organización de todo fue impecable, estaba todo buenísimo... Sólo faltó una cosa: que estuviera la Chikipandi al completo. Para la próxima, ¡hay que cuadrar agendas!
Muchas gracias por la invitación Ceci. ¡Te queremos mucho!
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