13.12.15

La magia de la Navidad en Viena (parte I)

Es época de celebrar la Navidad, sus tradiciones y su espíritu de querer compartir más tiempo con los nuestros. Y para ello, muchas son las opciones que nos brinda Viena.
 
 
Hoy os hablaré de algunas de las tradiciones navideñas austríacas, así como de una de las actividades que a los niños más les gusta. ¿Qué os parece si os presento al Kasperl, al Krampus y a San Nikolaus?

Austria y Alemania (y seguro que algún país más) reciben la visita de San Nikolaus la noche del 5 de diciembre. Es como una especie de predecesor de Papá Noel, ya que este obispo reparte dulces, frutas y algún regalito entre los niños, que dejan sus zapatos junto a la chimenea.

La leyenda de este personaje se remonta a la mitad del siglo III. Tras la muerte de su padre, San Nikolaus deja toda su fortuna a los pobres e ingresa en un monasterio. Años después, nombrado obispo de Mira, comienzan sus milagros y buenas acciones. El más conocido y el que da origen a la tradición de repartir regalos, es que San Nikolaus repartió una bolsa con monedas de oro a un vecino para pagar la dote de sus tres hijas, evitando así que se prostituyeran. Cuentan que la bolsa fue mandada por la chimenea, de ahí la tradición de dejar los regalos al calor de la leña.


El Krampus, en cambio, es una criatura del folklore de los países alpinos. Según la leyenda, esta criatura castiga a los niños malos durante la temporada de Navidad, en contraste con San Nikolaus. La palabra Krampus proviene del antiguo alemán “krampen”, que significa garra (otras fuentes creen que quiere decir "gacela" por sus largos cuernos). En cualquier caso se trata de un demonio que lleva una máscara con cuernos, va vestido con pieles y hace sonar los cencerros de su cinturón en muchos lugares de Austria el 6 de diciembre.


Y luego está el Kasperl. Es el héroe cómico del teatro Kasper, el teatro de marionetas más representado con títeres de mano. Se cree que el papel de Kasperl es, en parte, atribuible al personaje del bufón del Volkstheater de Viena y es conocido en los países de habla alemana desde finales del siglo XVIII. Este personaje viste normalmente con una reminiscencia del vestido de Arlequín, siempre se le representa con el rostro sonriente y con una nariz ganchuda y llamativa, que a menudo recuerda a las máscaras de Carnaval, rasgos que lo hacen reconocible.

Por todos es sabido que el teatro de marionetas es pura diversión para los más pequeños de la casa. La emoción de participar e interactuar con el personaje, poder gritar y reír en un lugar lleno de gente o cantar y aplaudir al son de la música son sólo algunos de los motivos por los que las marionetas son tan queridas.





 



Bueno, llegados a este punto y hechas las presentaciones, ¿qué tienen que ver San Nikolaus y el Kampus con el Kasperl?

Pues resulta que el fin de semana del puente de diciembre,
el teatro de títeres del Prater, dirigido por la asociación "Original Wiener Prater Punch", presentaba una obra protagonizada por Kasperl acompañado de San Nikolaus persiguiendo al Krampus e intentando corregir su mal comportamiento.

Esta compañía dirige este teatro desde 1993, y en sus obras de tradición vienesa es muy importante el juego improvisado con el público, lo que significa que todas las piezas son espontáneas e improvisadas.





 

Pero no sólo nos lo pasamos bien viendo las marionetas, si no que había una sorpresa preparada para los más pequeños. Les fue a visitar San Nikolaus en persona, acompañado de un Krampus un poquito light (y evitar así sustos), que les llamó uno a uno por su nombre y les entregó una bolsa enorme llena de cachuetes, mandarinas y chocolates, además de cantar canciones con una guitarra. ¿Os imagináis sus caras de ilusión?






Todos orgullosos con la súper bolsa llena de cositas para comer...


¡Adiós Nikolaus! ¡Vuelve pronto con más bolsas!

Y una vez finalizado el show, todavía emocionadas y contentas, nos fuimos para casa. Para llegar a la estación de metro tuvimos que atravesar todo el parque de atracciones del Prater, pero como estaba iluminado de Navidad, poco nos importó.

¡Cómo me gusta esta época del año! Espero que cuando crezcan la disfruten tanto como yo porque en realidad creo que me divierto más que ellas...









(Fin de la primera parte del post... Ho, ho ho...)

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