Aunque hoy es 14 de julio (¡pobres sanfermineros! ya falta menos...), imaginaos que es 10 de julio.
Son las 9.15 de la mañana y un matrimonio joven, con un prometedor futuro en Viena, un bebé de 13 meses y su correspondiente cochecito (con pañales, potitos, toallitas, palitos de pan, la Minnie, el "abuuuuua"), los 4 abuelos, 6 maletas de 20 kg cada una, 6 maletas de mano y un violín se diponen a introducirse en 3 taxis. Imaginaos las caras de los taxistas al vernos. Pero sí, cupo todo en 3 taxis...
Una vez en el mostrador de Vueling, la cosa no parecía mejorar mucho más: el violín tenía todas las papeletas de llegar más bien a trozos que entero, el chico del handling nos comunicó que el vuelo iba lleno por si queríamos facturar gratis alguna maleta de mano (de esas a las que no les pones candado porque vuelan contigo en cabina), yo llevaba "productos biológicos y potencialmente peligrosos" en la bolsa de Ariadna en forma de potitos, colonias y cremas de culo varias... Pero ¡oh, Dios existe! nos encontramos con una persona eficiente y amable en el mostrador, de esas que en lugar de ponerte problemas te ayudan a solucionarlos y que sin perder la sonrisa, te indica la mejor manera de afrontar un viaje como el que nos esperaba. (Gracias Daniel Plou de Vueling por devolverme la fe en los trabajadores de handling del aeropuerto de Barcelona).
El siguiente reto a superar era el arco-detector-chivato. Daniel nos había indicado un arco especial para familias con carrito y allí nos dirigimos. Aquí sí nos encontramos con un mendrugo que encima era una especie de chico en prácticas, que nos dijo que sólo los padres, que los abuelos debían dar tooooda la vuelta para pasar por los arcos normales. Total, ¿qué acabó pasando? Que ellos pasaron antes que nosotros, ya que delante llevábamos una familia de rusos que se creyeron muy listos y en la bolsa de pañales del bebé escondieron de todo: botes de colonia de 1 litro, espuma de afeitar, protectores solares, latas de bebidas... ¡Todo un espectaculo!
Nuestro vuelo salía sobre las 12.00 del mediodía, y sin más percances, fuimos a nuestra puerta de embarque. Nos llamaron a embarcar, embarcamos, y nos llevaron hacia el avión. Una vez a bordo, fuimos en busca y captura de nuestros asientos y de lo más importante: sitio para nuestras maletas de mano!! Por suerte, todo cupo bien. (Para los que estéis preocupados por lo que pasó con el violín sólo deciros que viajó en bodega, pero lo trataron bien, porque llegó de una sola pieza. Así que si Íñigo dice que está desafinado por el viaje, ¡no le creáis!)
Y la verdad es que poco más hay que explicar del viaje en sí. Sólo deciros que los que tenemos las piernas largas vamos con las rodillas en las orejas, que el vuelo fue muy tranquilo y duró escasas 2 horas, la peke se portó superbien (como siempre, vaya) y que llegaron todas las maletas sanas y salvas.
To be continued... (sí, vale, aún no sé decirlo en alemán...)
Ayyyyy... ya estáis allá.
ResponderEliminarQue vaya muy bien y nos vais contando.
Un beso muy fuerte.
Inés
Expliqueu mes cosetes!! Que tal el pis, el barri, els primers dies...???
ResponderEliminarUn petonarro.
Susana
Siguiendo vuestras peripecias desde aquí!!!! Hoy me enterado con un ligero retraso de los lunares en la cara de Arare. ¡Es que quería ir de conjunto con la minnie!¡Vaya susto! sepero que todo se haya normalizado ya!!
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