19.3.15

Un fin de semana GRAZioso...

Este pasado fin de semana, y para no perder la costumbre, también estuvimos de aquí para allá. De hecho, más allá que aquí porque aprovechando la visita de los abuelos y tía de Pamplona, nos fuimos todos a conocer Graz, capital del estado de Estiria y segunda ciudad más importante de Austria.


Pero, ¿Graz? ¿Qué hay en Graz? (Eso también me lo pregunté yo cuando me propusieron el plan...)
 
Pues resulta que Graz es famosa por su tradición universitaria (cuenta con seis universidades) y por ser considerada una ciudad imperial, con un importante legado arquitectónico y artístico. De hecho, su centro histórico es uno de los mejores conservados de Europa, razón por la cual es patrimonio de la humanidad de la UNESCO (desde 1999). En el casco antiguo de la ciudad coexisten edificios típicos de diferentes épocas y estilos, que van desde el gótico hasta el contemporáneo.


Pero antes de empezar con la visita propiamente dicha, dejadme que haga un apunte especial al viaje en sí. Fuimos en tren, unas escasas dos horas y media, y fue un trayecto muy cómodo. ¿Por qué? Porque esta gente sí que lo sabe montar bien (igualito que la RENFE). Hay un vagón donde los pekes tienen un rinconcito llamado Kinder-Kino (Cine para niños) donde se les pone una pantalla y dibujos non-stop. ¡Una gozada!


Cuando llegamos a Graz pusimos rumbo al hotel. Nos alojamos en el Das Weitzer, muy céntrico y bien situado. Cómodo, bonito, y lo más importante con bebés, muy amplio. Pero cuando digo amplio, digo MUY amplio...



Y ahora, a turistear un poco. ¿Qué cosas visitamos en Graz?

Lo más típico y de lo primero que aparece en las recomendaciones es la Torre del Reloj. Fue construida en 1712 y nunca ha dejado de funcionar. No hace falta decir que las vistas sobre Graz desde allí son increíbles. Además, el reloj de la torre tiene una curiosa característica, pues sus agujas funcionan de manera diferente a las de la mayoría de relojes. Las manecillas que normalmente marcan las horas, aquí marcan los minutos. Y el minutero, aquí marca las horas. Esto se debe a que originariamente sólo existían agujas para marcar las horas, mientras que el minutero no se añadió hasta mucho más tarde. Ya me imagino las Nocheviejas allá arriba... ¡Menudo lío!



A 10 minutos caminando del reloj se encuentra el Schlossberg, un castillo que se convirtió en fortaleza pero que Napoleón destruyó por completo y ahora sólo quedan la Torre de la Campana y la Torre del Reloj.


 

Existen tres formas de acceder a lo alto de la colina. Una opción es optar por subir a pie por una retahíla de escaleras que parece no tener fin. Ya te digo yo que esa nunca entró en nuestros planes... También existe un funicular que conecta lo alto de la colina con la calle Kaiser-Franz-Josef-Kai, pero que también fue descartado. Y por último está el ascensor, ese gran invento rápido, cómodo, accesible...

Las escaleras en cuestión.


Otra de las citas impepinables (me encanta esta palabra) en prácticamente casi cualquier ciudad del mundo (que la tenga) es la Catedral. La de Graz es de estilo gótico tardío y se construyó en el año 1438, aunque no siempre fue una catedral. A mí personalmente no me gustó mucho, ni por fuera ni por dentro (no me van los dorados), pero dicen que encierra grandes obras de arte de la época de Federico III... Habrá que creérselo.




El parlamento de la provincia de Estiria (o Landhaus) sí que me pareció bonito. Dicen que guarda cierto parecido a algún palacio de Venecia y quizás es porque lo construyó un arquitecto italiano en 1557. Lo que cabe destacar a parte de su fachada principal es el patio de estilo renacentista. Y muy cerquita, el Rathaus, que como asiduos lectores del blog que sois, ya sabéis que es el Ayuntamiento ;)



  Y he dejado para el final una de sus joyas arquitectónicas y que se ha convertido en símbolo de la ciudad desde que se inauguró en 2003. Hablo del Kunsthaus Graz, obra de los arquitectos Peter Cook y Colín Fournier con motivo de su nominación como Ciudad Cultural Europea. El edificio es espectacular; las exhibiciones de dentro, pse pse. De hecho, hay una anécdota pendiente de resolución respecto a una de las muestras que ya os contaré a su debido tiempo...









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