Pero vayamos por partes...
El Palacio Belvedere es un palacio de estilo barroco. Hasta aquí, más o menos, todo el mundo conoce o ha visto fotos del palacio por fuera. Pero resulta que lo que se conoce como Belvedere consta de DOS palacios unidos mediante un enorme jardín francés: el Belvedere Superior y (por lógica) el Belvedere Inferior.
El palacio se construyó para el príncipe Eugenio de Saboya tras la derrota de los turcos. La idea de la construcción era un recinto para elaborar fiestas y aumentar así la popularidad del príncipe. |
¿Y qué hay en cada palacio?
En el Belvedere Superior (y objetivo de nuestra visita en esta ocasión), se encuentra la colección más grande del mundo de Klimt, entre ellos los retratos dorados de "El beso" y "Judit", obras maestras de Schiele y del Impresionismo francés, los trabajos de artistas como Hundertwasser (el de la casa rara que parece hecha por Gaudí y que seguro que os suena porque es la imagen de cabecera de este blog) y otros. También se presentan tanto obras maestras del gótico tardío como trabajos opulentos del barroco.
En el Belvedere Inferior, de menor tamaño y fachada menos llamativa, se encuentran las exposiciones de arte barroco austriaco, donde se exhiben las obras de los artistas que dieron forma a la ciudad durante la Edad de Oro de Viena. Algunas de las salas más importantes son la Sala de los Grotescos, la Galería de Mármol y el Salón de los Espejos, pero con una visita a palacio al día es más que suficiente...
El apunte histórico de hoy habla de paz, porque la firma del Tratado de Estado austríaco ocurrió aquí, en el Belvedere Superior, el 15 de mayo de 1955. ¿Y eso fue importante? Pues sí, porque significó para Austria la independencia después de la Segunda Guerra Mundial y después de más de diez años de ocupación de los aliados.
Y ahí va un consejo: si no se dispone de demasiado tiempo en la ciudad y se quiere conocer un palacio como tal, es mucho más interesante visitar los Palacio Hofburg y Schönbrunn, con preciosas decoraciones interiores y salones enormes. Como os decía antes en un pie de foto, el Palacio Belvedere es interesante para verlo por fuera y pasear por sus jardines o conocer las obras de Klimt en primera persona, pero su interior no es demasiado palaciego.
Y al Belvedere Inferior ya volveremos en otra ocasión. Creo. Bueno, no prometo nada... ;p
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