7.4.15

¡Y un huevo!... de Pascua

Tres meses esperando la Semana Santa y ya está. Llegó, llegaron mis padres, y se fue (igual que ellos...). ¡Qué rápido ha pasado! Aunque como veréis los próximos días, ha dado tiempo a hacer un poco de todo.


Empezaré por lo más típico que se puede hacer en Viena en época de Pascua: los Ostermärkte o mercadillos de Pascua.
La verdad es que no se diferencian mucho de los mercadillos de Navidad, excepto por los huevos decorados y los conejitos de Pascua. En todos ellos puedes ver a sus gentes vestidos con los trajes típicos, encontrar los productos artesanales de las diferentes provincias del país, disfrutar de la gastronomía y el entretenimiento (que queda más fino que decir gente comiendo y bebiendo a todas horas)...





En los mercadillos de Semana Santa podemos encontrar todo tipo de objetos ideales para decorar nuestra casa en estas fechas, como los famosos huevos de Pascua (pintados a mano uno por uno), que pueden ser desde codorniz hasta de avestruz; con adornos florales clásicos o modernos; huevos de madera, porcelana o cristal; decoraciones para la mesa, cristalerías y cerámicas, fragantes jabones, velas, figuras de madera talladas a mano, ropa, piedras y minerales... Bueno, lo que viene siendo un mercadillo.






Como hay varios mercados por toda Viena, nosotros decidimos ir a visitar los de Freyung y Am Hof, bastante céntricos y bien situados para luego poder proseguir nuestro paseo por la ciudad. Allí nos encontramos con un componente de la chikipandi, Félix y sus papás, Mariana y Roman. ¡Qué ilusión les hizo a las pekes!



A modo de dato curioso, el antiguo mercado de Freyung, que este año celebra sus 25 años en un precioso enclave en el casco histórico de la ciudad, acumula cada año la montaña de huevos más grande de Europa con unos 40.000 huevos de Pascua pintados y numerosas especialidades y actividades, como talleres de manualidades de Pascua, un espectáculo con marionetas y pequeños establos con conejos correteando. ¡Ahí es nada! 40.000 huevos de Pascua pintados a mano, uno por uno...

Detrás de esta acumulación de creatividad, color y pulso hay alrededor de 120 personas que trabajan durante todo el año dando color a las bolas de Navidad y los huevos de Pascua. Peter Priess es la empresa vienesa fundada en 1975 que desde sus inicios ha ido creciendo en el sector de la decoración para las festividades que se consideran más emotivas en el año: Navidad y Pascua.
Una de las trabajadoras explicaba que "depende del diseño de cada uno, podemos dedicar a un solo huevo desde 20 minutos hasta dos horas”. La verdad es que había auténticas obras de arte.






Al proseguir nuestro paseo y desde Freyung, atravesamos por el Ferstel Passage, una elegante galería comercial construida en el siglo XIX como parte del Palacio Ferstel. El aporte histórico-cultural del post viene de la mano de esta galería, que une la calle Herrengasse con Freyung y consta de una arcada de mármol construida por el arquitecto austriaco Heinrich von Ferstel en 1860 (con sólo 27 años), mismo arquitecto que diseñó la iglesa Votiva. ¡Toma ya! 27 años y mira ya lo que llevaba hecho...

El pasaje conduce más allá de un pequeño patio interior cubierto por una cúpula de cristal hexagonal. Una fuente con un niño de seis metros de altura, también diseñada von Ferstel, ocupa el centro del patio. En la parte superior de la fuente se encuentra una estatua de la Donaunixen (una ninfa del Danubio), que sostiene un pescado en su mano.



 
Y después del paseíto, y siendo Pascua, todos a casa a comernos "la mona" en familia. ¡Ñaaaaaam!


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