17.4.15

Niños Cantores de Viena, ¿sí o no?

Durante la visita de "los abus", además de hacer planes todos juntos, Íñigo y yo nos pudimos escapar a ver una cosa muy típica y que, de momento, no se puede hacer con las peques. Pudimos ir a ver a los Niños Cantores de Viena.


Pero, ¿merece la pena ir a verlos? Yo, la verdad, me llevé un chasco...
Dicen por ahí que maravillan al público de todo el mundo, que son considerados como los embajadores más jóvenes de Viena y que actúan con músicos de categoría mundial. En Viena actúan regularmente en la Capilla del Palacio Imperial (Hofmusikkapelle) y desde 2012 en su nueva sala de conciertos "MuTh" (abreviatura de "Música y Teatro", pero que así le da un toque cool).






Aprovechando que era Pascua y que teníamos canguros en casa, nos fuimos a una de las Misas dominicales que se celebran en la Capilla del Palacio Imperial (desde septiembre hasta junio). Además, el programa era de Mozart. ¿Se puede pedir algo más vienés?




Para los que no sepan o no conozcan a estos pequeños cantores, decir que actualmente son cerca de 100 niños (seleccionados principalmente en Austria, pero también provienen de otras naciones del mundo) con edades comprendidas entre los 10 y los 14 años y están organizados en cuatro coros. Aunque no siempre fue así.





¡ATENCIÓN! ¡TOSTÓN HISTÓRICO! (Si no se quiere leer y se quiere pasar directamente a los motivos por los cuales nos decepcionó, hay que pasar de largo hasta volver a ver fotos. Me apetecía escribir un poco sobre la historia de este coro, así que estáis avisados...)

Los inicios del coro tuvieron lugar en el año 1498, cuando el emperador Maximiliano I de Austria decide fundar la Orquesta de la Corte con doce voces blancas (sopranos y altos), con el fin de embellecer los oficios religiosos de la Capilla Imperial del Palacio Real. 

Su historia ha estado siempre ligada a la del Imperio austriaco y los momentos de crisis del Imperio también afectaron gravemente al coro, que llegó incluso a desaparecer en 1920 tras el fin de la casa de los Habsburgo y la llegada de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el rector de aquel tiempo buscó seguir la tradición y en 1924 fundó oficialmente el "Coro de Niños Cantores de Viena".

Reorganizó el coro con doce pequeños cantores en régimen de internado para garantizar su óptimo entrenamiento musical y para asegurar la supervivencia del coro, el rector Schnitt empezó a organizar actuaciones más grandes fuera de la Capilla Imperial.

Como sabéis, el Coro de Niños Cantores de Viena ha tenido un éxito extraordinario. Tanto que han tenido que crearse hasta tres coros más, todos ellos compuestos por veinticuatro cantores. Así, los Niños Cantores cumplen su doble misión: como parte de la vida vienesa en las ceremonias religiosas de la Capilla Imperial del Palacio Real, y como pequeños embajadores de Austria en sus giras de conciertos por todo el mundo, con sus típicos trajes blancos o azules de marinero.

¿Sabíais que Franz Schubert formó parte del Coro de los Niños Cantores de Viena durante seis años? Me ha parecido curioso... Pero bueno, volvamos a lo que interesa.


Cuando compramos las entradas para ir a verlos a la Capilla Imperial, a pesar de que cogimos las más baratas (9€) y éramos conscientes de que íbamos a tener visibilidad reducida (a pesar de estar en lo que se llama Kaiseroratorium, que sonaba bien), lo que te imaginas es que los niños cantores van a actuar algo parecido a esto:




Y lo que nos encontramos fue esto:






Un cubículo y una TV. 

Tal cual. 

Los niños estaban ubicados en la parte posterior, junto con la orquesta. Y nosotros, que estábamos en el primer piso, aún pudimos verlos a lo lejos (y antes de que llegaran los de la primera fila), que los que estaban sentados en "platea" pagaron 40 euracos para ir a ver misa, porque ellos a los niños ni verlos...





Así pues, después del madrugón (a las 9.00h debes estar ya sentado en tu sitio para que a las 9.15h empiece puntualmente) y el ataque de claustrofobia de las butacas (un avión low cost es un asiento de 5 estrellas en comparación), ROTUNDAMENTE NO MERECE LA PENA ir a verlos a la Capilla Imperial. De hecho, nos pareció una estafa. Así pues, en cuanto acabó, decidimos darnos un homenaje e irnos a desayunar a Demel para quitarnos el mal sabor de boca. 

Pero eso os lo contaré en otro post ;)


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