15.11.15

Bienvenidos a la república independiente de...

Hoy os presento uno de los lugares más frikis de Viena. De hecho, me atrevería a decir que del mundo entero...


A ver, pregunta con premio. ¿Cuál es la república más pequeña del mundo? (Y no, no es Nauru, la isla en el Océano Pacífico, que he buscado en Google, por supuesto...)
 
Pues la república más pequeña del mundo es apenas más grande que un apartamento de dos habitaciones y está aquí, en el Prater. Bienvenidos a La República Kugelmugel.




Con apenas 8 metros de diámetro, Kugelmugel (o campo esférico en alemán) es una micronación que se declaró independiente en 1984, después de la disputa entre el artista Edwin Lipburger y las autoridades austriacas sobre su permiso para la construcción de una casa de forma esférica. La casa tiene su propio espacio fronterizo y está rodeada de una alambrada que marca los límites de Kugelmugel. Su dirección exacta es Antifaschismusplatz 2 (Plaza del Antifascismo 2), y su fundador es uno de los 389 ciudadanos de esta pequeña república.

Edwin Lipburger, que aún hoy sigue luchando contra el sistema.





¿Pero qué pasó exactamente con esta declaración unilateral de indepencia? Resulta que Lipburger, nacido en 1928, construyó en la década de los 70 una casa en forma de bola. Como artista siempre había estado fascinado por esa idea ("Todo es redondo: la tierra, el ciclo de la vida, bola, todo gira en torno a un globo. ¿Por qué no construir casas redondas? ¿Por qué no vivir dentro de bolas?"), pero para las autoridades aquello no era arte, sino un edificio que no cumplía con los códigos de construcción. Así que la construcción fue prohibida.

Este señor se negó a pagar los impuestos y multas correspondientes al gobierno austriaco e, incluso, al proclamar la república, comenzó a imprimir sus propios sellos, por lo que fue condenado a prisión. Pero finalmente el Presidente de Austria le concedió el perdón presidencial y lo dejó en libertad. Desde entonces, Kugelmugel se ha transformado en una atracción turística en Viena por su rocambolesca historia y arquitectura únicas.



Cuando nosotras visitamos esta curiosa "atracción" en el Prater, aprovechamos que mi prima estaba con nosotras y pasamos el resto de la tarde allí. Un paseíto con el Liliputbahn, un par de vueltas en el tiovivo, algo para picar y así acabó siendo un día redondo. ¡Nunca mejor dicho! ;)












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