18.11.15

Laternenfest

Una de las tradiciones más entrañables para los austríacos es la Laternenfest (o Fiesta de los Farolillos). Y aunque el nombre da muchas pistas, tiene un ritual bastante concreto.



Las pekes la celebraron el lunes en la guarde y, este año sí, pudimos asistir y vivir en primera persona una de las costumbres más bonitas para mayores y pequeños. Pero, ¿qué es lo que se celebra? Y lo más importante, ¿cómo?

En primer lugar, una de las cosas más importantes en esta fiesta es que los más pequeños lleven su propio farolillo. Y parte del encanto reside, precisamente, en que cada peque haya hecho con sus propias manos dicha Laterne. A nosotros nos convocaron hace un par de semanas y fuimos una tarde a decorar los farolillos con Ariadna e Irene. He aquí el resultado :)


  
La leyenda más famosa cuenta que, un frío invierno, Martín estaba en Amiens y se encontró cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo moribundo tiritando de frío. Como lo único que llevaba era su capa del ejército romano, la rasgó en dos mitades y le ofreció una al pobre. Durante la noche siguiente, Jesús se le apareció vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Martín decidió entonces dejar el ejército y dedicarse a cuidar a los más necesitados y enfermos. Al cabo del tiempo, fue elegido obispo, cargo que rechazó, y huyó del pueblo. La gente, al saber que se había ido, salió a buscarlo por los alrededores con sus faroles, hasta que finalmente lo encontraron.









Hace un par de días, el Kindergarten nos convocó a todos, grandes y pequeños, para la celebración de la Laternenfest. Fuimos a buscar a las pekes y nos reunimos todos en el jardín de la guarde. Cuando empezó a oscurecer, los pequeños encendieron sus farolillos y, acompañados de sus padres, profesores y familiares, y caminamos en procesión alrededor del parque cantando la típica canción:



  

Ich geh' mit meiner Laterne

Ich gehe mit meiner Laterne 
und meine Laterne mit mir.
Dort oben leuchten die Sterne 
und unten da leuchten wir.
Mein Licht ist aus, ich geh' nach Haus',
rabimmel rabammel rabumm.
Der Hahn, der kräht, die Katz' miaut,
rabimmel, rabammel, rabumm.

Ich geh mit meiner Laterne 
und meine Laterne mit mir.
Da oben leuchten die Sterne, 
da unten leuchten wir.
Mein Licht ist an, ich geh voran,
rabimmel, rabammel, rabumm bumm bumm.



 




Al acabar el desfile de faroles, nos reunimos todos una vez más en círculo. Se cantó alguna que otra canción más, pero los más pequeños ya estaban ansiosos por el momento "Martinskipferl", que no es otra cosa que una merienda muy típica austrica: el Kipferl (del que ya os hablaré en otro post largo y tendido).














Tengo que admitir que ver la ilusión con la que te enseñan su farolillo y lo orgullosos que están paseándolos por todo el jardín es contagiosa. Todos los padres íbamos con esa típica expresión en la cara de "oooohhhhh, mira que mona está" y nosotros, por supuesto, no fuimos menos.

No lo podemos remediar. Pero en realidad es culpa de Ariadna e Irene por ser tan monas ;)

1 comentario:

  1. Qué maravilla de costumbre! Me ha parecido preciosa!!! Casi tan preciosa como vosotros!!

    ResponderEliminar

Y tú, ¿qué opinas?