7.11.15

¡Ya están aquí!

Estamos a principios de noviembre y aquí en Viena ya se empieza a respirar Navidad. Pero Navidad de la buena, de la que se contagia, de la que te dan ganas de quedar con la gente y reunirte y charlar y ponerte al día, de disfrutar de las caras de los más pequeños al ver las luces encendidas, de compartir un Punsch o Glühwein con tus amigos o con los recién conocidos...


Bueno, a mí ya sabéis que me encanta esta época. Pero es que, además, en Viena se vive intensamente. ¿Por qué lo sé?

Como ya os contaba en este post hace dos años, algo muy típico (y muy atractivo) durante las fechas navideñas son sin duda los famosos mercadillos navideños o mercadillos de adviento (Weihnachtsmarkt y Adventmarkt en sus variantes alemanas).



Todo el mundo sabe, o al menos intuye, que estos mercadillos añaden un toque de color con sus decorados puestos navideños. En ellos podemos encontrar todo tipo de objetos y adornos navideños en madera, paja, fieltro, vidrio o piedra, piezas de cerámica y artesanía tradicional, algunas en hierro forjado, belenes tallados a mano o juguetes de latón, entre un millón de cosas más.

Además, como os podréis imaginar, los mercadillos navideños ofrecen también una sabrosa oferta gastronómica (¡cómo no!) que puede acompañarse con Glühwein (vino caliente especiado) o con Punsch (ponche), normalmente a base de vino o algún otro alcohol caliente, o de té o zumos calientes y con especias, limón y azúcar, aunque también pueden llevar otros ingredientes.

Y lo mejor de todo es que muchos de ellos ofrecen también diversas actividades culturales, tanto para niños como para los más mayores: teatros de marionetas, talleres navideños, actividades artesanales, villancicos… ¡Esto es el paraíso de la Navidad!

Y el primer mercadillo se abrió el jueves. ¿Y a que no adivináis quién estuvo allí?






El primero en abrir sus puertas ha sido el mercadillo de MuseumsQuartier. Tengo que decir que es el más atípico de todos, ya que supongo que al estar ubicado en la plaza de los museos de arte más moderno y contemporáneo, es el más cool y el menos tradicional. En lugar de puestecillos típicos, por ejemplo, hay pabellones de hielo iluminados donde se ofrecen variedades más sofisticadas del típico Punsch.







Al caer la noche se hacen proyecciones de luz en las fachadas de los museos y siempre hay un DJ pinchando, creando así una atmósfera "navideña" un tanto especial y bastante más alternativa. También se puede disfrutar de una partida de curling por las tardes y noches en una pista de hielo iluminada y, a partir de las 16:00 (hasta las 23:00 horas), el patio se ilumina con un juego de luz espectacular.











Para contrarrestar tanta "modernidad", ayer estuvimos en otro mercado de Navidad. En realidad, llegamos a él por casualidad porque la idea no era ir a uno, pero el destino es lo que tiene :)

Nos topamos con el Mercado de Adviento de Salzkammergut, lo que viene siendo la región de Salzburgo. Y allí sí pudimos disfrutar de un mercadillo de Navidad al uso: productos regionales, artesanías locales, decoraciones festivas, ofertas típicas de la región... Y todo acompañado de la música típica de allí.








 













¿Y qué fue lo mejor de este mercado inesperado? ¡La primera taza de la temporada! 





Así pues, damos por inaugurada la temporada de mercadillos de Navidad. ¿Quién se apunta al próximo? :)

1 comentario:

  1. Pues con lo poco que me gustan estas fiestas y el frío creo que declino. Prefiero el verano o la primavera. Y espero y deseo que de este año no pase. A Heri seguramente le encantaría en invierno, así que se hará una elección democrática, claro que un voto contra uno, está dificil el resultado. Estáis divinos! <3

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