27.5.15

Kreuzenstein: el Frankenstein de los castillos

El fin de semana pasado, que fue puente en Viena, quedamos con la familia Trinko-Perrone (así queda muy formal... mejor si digo Felix y sus papis, Mariana y Roman) para hacer una pequeña escapada. Decidimos ir a conocer el castillo de Kreuzenstein.


 
Castillo de Kreuzenstein. Suena bastante a Frankenstein y, la verdad, es que no distan demasiado. ¿Quieres saber por qué?

Situado a pocos km al norte de Viena, en un lugar idílico y muy visible, el pintoresco castillo Kreuzenstein se levanta sobre una colina boscosa con vistas a la aldea de Leobendorf. Parece ser que es uno de los lugares de interés histórico más populares y famosos para visitar en familia. Yo no tenía ni idea de que existía esta maravilla y menos aún, de que estuviera tan cerca. Y no sólo hablo del castillo, que también, si no de la colección única que albergan sus paredes y del espectáculo de aves rapaces que se muestra justo a la puertas. Pero vayamos por partes y empecemos por el principio.

La carretera que lleva hacia el castillo.

Ya hemos aparcado. ¿Vamos?
Habíamos quedado directamente en el castillo y cuando llegamos, Mariana nos dijo que nos esperaban en la terraza para comer primero. ¡Y menos mal que ellos encontraron sitio! Estaba llenísimo y, a pesar de que eran bastante lentos sirviendo, fueron muy amables y fue una comida muy agradable. Las vistas eran espectaculares, la comida no estuvo mal (sobre todo el Eiskaffee... mmmmmmm...), pero lo mejor de todo fue disfrutar del sol y de la compañía ;)



Tecnología "pluma"











Después de comer, qué mejor manera de hacer la digestión que viendo un espectáculo en vivo de aves rapaces. La verdad es que al principio no me emocionó demasiado la idea: ver pajaritos volando y una parrafada en alemán pues no me apetecía mucho. Pero la verdad es que me impresionó mucho. La parrafada en alemán era como me la esperaba: no entendí nada; pero de "pajaritos", nada monada. Buitres, águilas de cabeza blanca, halcones, lechuzas gigantes (que ríete tú de Hedwig de Harry Potter)... Me asombró ver la envergadura de aquellas aves, tanto de cerca como volando a sus anchas. Muy recomendable, sí señor.









Si os fijáis, en esta foto sale Ariadna...







 

Tenerla tan cerca acojona. Además, no me quitaba ojo...

Y después de las emociones del espectáculo, nos dirigimos al fin a hacer el recorrido guiado por el castillo. La verdad es que nada más traspasar las puertas del puente, experiemntas un sorprendente viaje a través de los siglos, te da la sensación de que detrás de cada esquina te vas a cruzar con bellas doncellas y valientes caballeros de la Edad Media.







 



Los orígenes de este complejo medieval se remontan al siglo XII, si bien es cierto que este dato no engloba la totalidad del castillo, ya que su particular historia sitúa el actual complejo un poco más tarde, como veremos a continuación.

¿Os acordáis de la comparación que hacía al principio? Lo de Kreuzenstein y Frankenstein... Ahora veréis el porqué. Y es que esta preciosa fortaleza está reconstruida a base de "corta-pega". Os explico.

Hubo una época en la que se alababa su robustez y su carácter inexpugnable, debido en gran parte a su situación elevada (a 266 metros), que durante varios siglos la mantuvo intacta. No obstante, durante la Guerra de los Treinta Años, fue conquistada y volada por los aires, quedando en un estado verdaderamente lamentable.

A principios del sigo XIX, el conde Wilczek se hizo con lo que quedaba del antiguo castillo. Este señor poseía una fortuna impresionante, amasada en gran parte por la posesión de minas de carbón en Silesia. Y decidió restaurar el castillo de una forma un tanto peculiar: él y su familia comenzaron a traer elementos de distintos puntos de Europa (rocas, ventanas, piezas diversas...) que les ayudó a reconstruirlo y otorgarle nuevamente el aspecto de fortaleza.

Aquí, el señor conde en cuestión.
 Parece ser que fue uno de los aristócratas austriacos más importantes de su época. También parece ser que fue conocido por su extrema modestia y austeridad, a pesar de ser terrateniente y uno de los empresarios más ricos del imperio, dueño de la segunda mayor mina de carbón de la monarquía de los Habsburgo.
Presentado como un filántropo generoso, gran parte de su fortuna fue puesta al servicio de la promoción del arte, la cultura y la ciencia, así como la creación de muchas instituciones sociales. Uno de sus logros importantes fue la fundación de la Sociedad de Salvamento de Viena (hoy conocido como Ambulancias y Servicio de Transporte de Pacientes de la Ciudad de Viena) y el establecimiento de la Viena Rudolfinerhauses en 1882 junto con Theodor Billroth, el pionero vienés de la cirugía moderna. Parecía majete, ¿no?

Así pues, el nuevo castillo se construyó encima del antiguo y, además, decidió no escatimar en gastos llenando todas las habitaciones con valiosos muebles procedentes de varios rincones de Europa. El resultado de su trabajo, que duró más de 30 años, fue una versión románico-gótica de la antigua fortaleza medieval. Y la verdad es que les quedó bastante apañado, porque hoy en día es un lugar lleno de encanto que parece sacado de un cuento de hadas.




























Cabe destacar que en el recinto suelen celebrarse recitales, ferias y es un escenario recurrente en producciones cinematográficas. Seguro que os ha resultado un poco familiar, ¿no? Si es así, es porque lo habréis visto en la adaptación a televisión de Los Pilares de la Tierra, en Los Tres Mosqueteros (1993) o la protagonizada por Nicholas Cage, Season of the Witch (2011).

Fue un día genial. El tiempo acompañó, el castillo nos impresionó y lo pasamos genial. Tenemos que volver y la próxima vez, a ver si entiendo alguna de las anécdotas que nos explicó la guía... ;)































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