Último post dedicado a nuestro viaje a Bélgica. Hoy haremos un fugaz
recorrido por Bruselas, pero haremos especial hincapié en uno de los
monumentos más famosos de esta ciudad.
Viendo la foto seguro que os suena. Es el Atomium. ¿Pero sabías que...
...el Atomium significa para Bruselas lo mismo que la Torre Eiffel para París?
Ambos son símbolos que fueron creados para sorprender al mundo y ambos fueron criticados en un primer momento, aunque con el tiempo, ambos se han convertido en el mayor atractivo turístico de cada capital.
Su diseño fue obra de André Waterkeyn y representa un átomo de hierro ampliado 165.000 millones de veces. La estructura tiene 102 metros de altura y está formada por 9 esferas de 18 metros de diámetro comunicadas entre sí por tubos con escaleras mecánicas.
En el interior de las esferas hay exposiciones de carácter tanto permanente como temporal. Entre las exposiciones permanentes destaca la que se refiere a la propia Exposición de 1958, en la que se incluyen todo tipo de documentos gráficos y multimedia. En la esfera superior hay un restaurante.
...fue planeada para permanecer seis meses y sin embargo, rápidamente se convirtió en una atracción turística y tuvo que ser renovada?
El diseño original contemplaba el átomo sin los soportes laterales. Pero las pruebas en el Túnel de Viento demostraron que la estructura se habría derrumbado con 80 km/h de viento (y eso que se han registrado vientos de 140 km/h en Bélgica...). Así pues, para lograr una resistencia suficiente contra los vuelcos, se añadieron unas columnas de soporte.
A pesar de que se puede entrar y ver por dentro, parece ser que tampoco merece mucho la pena hacer la enooooorme cola que siempre hay. Eso sí, lo más divertido es pararse a observar las poses de la gente. Tales como...
Y porque no se nos ocurrieron más poses y teníamos algo de prisa, que si no... |
Muy cerquita del Atomium está el Mini-Europe, un lugar que si tienes niños, te puede salvar el día. Nosotros al final sólo entramos al recinto donde estaban los restaurantes, el parque y el tiovivo, pero creo que nos hubiera encantado ;) Aunque a las peques, de momento, con un tobogán y un par de vueltas en el carrusel son la mar de felices.
La tarde (y la última mañana) la dedicamos a pasear y callejear por Bruselas. La Grand Place, una visita al minúsculo Maneken Pis, las galerías Saint Hubert, el Palacio Real, la zona de Sablon... Un poco de todo, para hacernos a la idea de la ciudad. Y ya os digo desde aquí que no es una ciudad cómoda para viajar/tener niños. A parte del adoquinado mal cuidado de sus calles, está lleno de cuestas, nos encontramos con varios tramos de escaleras sin opción a rampa o ascensor... Poco preparada para carritos y silletas en general.
Y he dejado para el final lo más dulce de Bruselas: su chocolate. Y no sólo en los millones de tiendas "chocolatier" que inundan sus calles, si no que la ciudad entera huele a chocolate. Bromeábamos con Minerva acerca de que deben tener algún tipo de ambientador o colonia para impregnar de ese apetitoso olor cada rincón de Bruselas, que seguro era una maniobra de marketing para vender más kilos de bombones...
Para nuestra anfitriona, la mejor tienda de chocolate y bombones de toda Bruselas. Damos fe que la cajita que compramos estaba deliciosa... (y en la que ya no queda ni un solo bombón, por supuesto). |
Os prometo que Bruselas huele a chocolate. Y si no, id a comprobarlo por vosotros mismos.
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