6.3.16

Figlmüller o el schnitzel más famoso del mundo

A principios de febrero tuvimos visita: vinieron mis padres (¡¡bieeeeennnnn!!) a pasar un fin de semana largo y a asisitir al ball del que ya os hablé en este post


Y aunque ellos ya han hecho un level up en turisteo de Viena, aún nos quedaba algún asuntillo básico pendiente, como el restaurante del que os hablaré hoy. Aunque ya veréis que el verdadero reto es pronunciarlo...

La cocina típica vienesa la conforman el famoso Schnitzel (del que algo ya os hablé aquí), el Goulash (aunque en realidad es un plato húngaro), el Tafelspitz (carne de ternera hervida) y los postres como el Apfelstrudel o la tarta Sacher. Como veréis, la diversidad culinaria de la Ciudad Imperial es más bien tirando a escasa, por eso cuidan y miman sus especialidades hasta el mínimo detalle.

Por eso existen sitios como el Figlmüller. Su especialidad es el Schnitzel, pero no uno cualquiera, no. Es conocido como el mejor de Austria. Yo no sé si será el mejor, pero el más grande hasta el momento, sí. Tiene el tamaño de una pizza, y no exagero. Para muestra, las fotos.

Con cara de hambre, sin saber aún el tamaño de lo que nos iba a llegar.





Mi madre, la única valiente que se lo acabó :) Valiente por no decir incosciente...
Según cuentan en su web, en su preocupación por mantener intacta la cocina vienesa a través del tiempo, aún utilizan las recetas de la abuela Ana Figlmüller (1920), en las que se incluyen las especialidades ya mencionadas arriba (de hecho, en cu carta sólo puedes elegir entre 12 platos y no sirven ni postres ni cafés). Su plato estrella es, sin duda, el Schntizel.

Ya van por la cuarta generación de
Figlmüllers, desde que en 1905 Johann Figlmüller abriera una pequeña casa de vinos justo detrás de la catedral de San Esteban. Desde el principio, siempre se sirvió un menú vienés acompañado de los vinos seleccionados por el propio Figlmüller. Poco a poco, fue ganando notoriedad internacional con su Schnitzel hasta labrarse una reputación como embajadora culinaria de Viena, valores que se enorgullecen de seguir cuidando. Incluso recibió en 2007 la medalla de oro por sus servicios a la ciudad de Viena como embajadora culinaria principal de la ciudad.





Tengo que admitir que está bueno, es objetivamente enorme y no es nada grasiento ni pesado. PERO (siempre hay uno) en su búsqueda por la excelencia y esas ganas de mantener los valores de su historia, creo que el trato al cliente deja bastante que desear. De hecho, más que al cliente, el trato al turista aún deberían pulirlo un poquito. Porque si aparece en todas las guías del mundo sobre Viena qué menos que ser un poco amables, ¿no?

Yo he estado ya dos veces, y en ambas ocasiones tuve tiempo de observar a los camareros. Sólo eran amables y aportaban soluciones si el interlocutor era austríaco, o en su "defecto", hablaba alemán. Para todos aquellos turistas que sólo hablaban inglés, mostraban una actitud neutra, distante y poco colaborativa e impensable dirigirse a ellos en otra lengua. Supongo que creen que nunca les va a faltar clientela, pero creo que no le hace justicia a ese premio como embajadora de la ciudad de Viena. Yo os recomiendo que vayáis con la reserva hecha por internet, tendréis menos problemas ;)

En cualquier caso, si la próxima vez vamos todos vestidos así, no tendremos ni que mediar palabra con ellos. Directamente nos pondrán en el salón VIP.





PD Fuimos a comer sólo los adultos, pero sobró tanto Schnitzel, que nos lo llevamos a casa. Y aún con las sobras, cenaron las dos enanas y dos adultos más. 
Mi recomendación: un Schnitzel para cada dos personas, más barato y menos empacho ;)

2 comentarios:

  1. Los ojos como platos y la mandíbula por los suelos al ver ese Schnitzel tamaño bilbaino ��será posible que llevo 10 años viviendo en Viena y nunca he comido ahí? A esto hay que ponerle remedio ��

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    1. Jajajaja pues ya puedes ir con hambre o compartir con alguien, que es todo un reto acabarse semejante plato. ¡Ya nos contarás! :)

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